(Canada, 2004/90 Minutos)
Direcciòn : Bruce LaBruce Con Susanne Sachsse y Daniel Bätscher
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Es un film corrosivo, gracioso y ridículo. Pero es, también, muestra de que su estilo está mejorando.La trama se desarrolla en Berlín, y presenta a la radical y alocada Gudrun (Susanne Sachsse), que mientras tiene sexo con su novio por todo el edificio donde viven (en el ascensor, contra la pared, sobre los muebles, en el piso) grita desaforada consignas marxistas revolucionarias. Y mientras su grupo de seguidores, que ella insiste en llamar un grupo revolucionario terrorista, planea y ejecuta el secuestro del hijo de un industrial millonario, Gudrun , y como tales, los revolucionarios deben sumarse a la liberación sexual. Es este argumento lo que permite las múltiples escenas porno gay. Y, sorprendentemente, estas escenas están integradas en la historia. Si lo propio del cine pornográfico es que presenta sexo sin historia o sin demasiado sentido, aquí los encuentros sexuales (sí, choqueantes; sí, numerosos; sí, glorificados) están justificados por la trama y, de hecho, la hacen avanzar.